Sábado, sábado de fiesta continua, de música, de risas, de felicidad... Una mañana no tan normal, pero tampoco tan epecial como para lo ocurrido, tranquilidad con mis amigas, música de sus manos, risas de aquellas palaras. Nuevas caras, nuevos pensamientos, nuevos sentimientos. Otra vez más puedo notar como lentamente un sentimiento tan bonito se apodera de mi pensamiento hasta el punto de no apartarlo de mi cabeza durante días, semanas...
Noto como fijo mi mirada en él y él en otra, tan normal, ojos azules, pelo rubio, sola... Tan extremadamente normal para mí que ya ni si quiera dolía, pero quién me podría demostrar que por una vez mi torpeza serviría para algo más que no fuera hacerme daño físico, no, me valió para encontrar a un alma perfecta.
Un poco de risas, otro poco de falsos enfados, algo de pastel y, zas, me gusta.
Buscaba mi boca, rechazaba la suya, encontrando su cueyo, mis manos junto las suyas, pero tarde o temprano acabaría cediendo, y besándole, empezando así algo precioso, perfecto, demasiado perfecto para ser real.
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