En un pub cualquiera, en un día 18 de noviembre, tomándoe una pequeña copa de vozca, sufriendo la espera, soñando que llegases. Hacía frío, sentía como un escalofrío recorria mi cuerpo, y percibí un pequeño hilo de voz, un tono muy dulce, me sonrojé pensando que erás tú, me equivoqué, era la camarera, una mujer muy atractiva, pero sosa, muy sosa, que me ofracía otra copa. No, le respondí, tadavía tenía de la anterior.
Pasaban las horas, eran ya las 11 de la noche, y ni una llamada ni un simple mensaje. Había soñado tantas veces con que me abrazara por la espalda, sorprendiendome, diciendome te quiero, este día lo echaba más de menos, era mi cumpleaños y solo se lo dije a él. A las 11.33 minutos de la noche, me abrazó por detrás, me dijo te quiero, y me recordó que era el suño más real, el que más enhelaba. Me dí la vuelta, no me dio tiempo a decir, yo tambien o gracias, no, me besó. Sentí un cosquilleo muy lindo dentro de mí, como si todas las mariposas del mundo se acoplaran en mi vientre. Tu regalo, me dijo. No lo necesito, te tengo a ti, llorando, derramando las lagrimás más dulces del mundo. Que lo abras, que te va a gustar. Así mismo, lo abrí, no lo esperaba, lloré aún más, era una preciosa carta, de dos lineas, pero preciosa al fin y al cabo, la recuerdo a la perfección, decía: No sueñes conmigo, soy tu realidad. No pienses en mí, tenme presente. Fueron las chorradas más bonitas de mi vida.
Pasaban las horas, eran ya las 11 de la noche, y ni una llamada ni un simple mensaje. Había soñado tantas veces con que me abrazara por la espalda, sorprendiendome, diciendome te quiero, este día lo echaba más de menos, era mi cumpleaños y solo se lo dije a él. A las 11.33 minutos de la noche, me abrazó por detrás, me dijo te quiero, y me recordó que era el suño más real, el que más enhelaba. Me dí la vuelta, no me dio tiempo a decir, yo tambien o gracias, no, me besó. Sentí un cosquilleo muy lindo dentro de mí, como si todas las mariposas del mundo se acoplaran en mi vientre. Tu regalo, me dijo. No lo necesito, te tengo a ti, llorando, derramando las lagrimás más dulces del mundo. Que lo abras, que te va a gustar. Así mismo, lo abrí, no lo esperaba, lloré aún más, era una preciosa carta, de dos lineas, pero preciosa al fin y al cabo, la recuerdo a la perfección, decía: No sueñes conmigo, soy tu realidad. No pienses en mí, tenme presente. Fueron las chorradas más bonitas de mi vida.
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