Que me incita a mirarte y preguntarme: ¿A qué punto da gilipollez he llegado? Dios, como me equivoqué. Pensar en que te he pensado y seguirlo haciendo.... ¿Pero que estoy haciendo con mi vida?, debería aprovecharla en escribir en mi blog, o en aumentar mis recursos matemáticos, o científicos... ¿Para qué serviría?, ¿De qué modo mejoraría si de todos modos tu vas a seguir ahí?
Así no se puede llevar una vida normal y feliz, que va, que va, ¿normalidad? te conozco y al hacerlo la pierdo.
Que tienes tu la llave y tu la has perdido, que eras tú el que tenía ese poder, y lo he perdido, que eras tú el que me robaba las sonrisas, y ahora me las reservo.
¿Que qué motivos tengo? Una caja de sorpresas desde aquel día, ahí es donde lo guardo todo, junto a la copia de la llave.
Y volverme hacia atrás y preguntarme... ¿en realidad a eso que guardo lo puedo llamar motivos? ¿ Enserio creo que todo esto ha sido de mentira de pega?
No, no lo creo estoy segura.
Debo pensarlo, lo sé, debo hablarlo, también pero... ¿con qué derecho me pongo yo frente a ti y te canto las cuarenta? Que va, que va, ahora mismo es imposible el llevar a cabo esa acción, totalmente imposible...
Pero tranquilo, ya llegará ese momento en el que me revele, en el que te lo suelte a la cara y en el que te diga y te demuestre lo que te has perdido. Ya llegará mi momento, mi querido amigo.
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